6 formas de mejorar tu comunicación escrita y verbal en el trabajo
Una vez que ingresas al entorno laboral, la escritura y la lectura ya no son actividades ajenas. Más bien, son tareas que tendrás que hacer y afrontar todos los días.
Si apenas estás empezando a trabajar, es normal que al principio sientas que no lo sabes todo, pero una vez que lo hagas con regularidad, es algo que tienes que aprender a lograr bastante bien.
La buena comunicación es siempre la base del éxito de los procesos del día a día en el lugar de trabajo.
Para mejorar tus habilidades de comunicación verbal y escrita, primero debes entender tendrás que actualizarlas continuamente.
Incluso los escritores y oradores más dotados necesitan ayuda cuando se trata de mejorar su oficio. Después de todo, nadie nació con habilidades de comunicación perfectas.
A continuación, algunos consejos para mejorar:
1. Practica, practica y practica más
Suena a cliché, pero la práctica hace al maestro.
Si no has estado escribiendo o hablando mucho últimamente, considera practicar más. Cuando tengas algo de tiempo libre, incluso cuando no se te asigne un trabajo de redacción, tómate un tiempo para practicar.
Mejor aún, toma la iniciativa de hacer algunas tareas escritas y orales para la empresa, cuando sea necesario.
Aparte de este modo de práctica, no detengas tu aprendizaje. Siempre hay espacio para aprender y mejorar regularmente tus habilidades.
Nuestro entrenamiento Comunicación 4.0, por ejemplo, es un buen punto de partida para desarrollar tus habilidades comunicativas tanto presenciales como virtuales.
Especialmente si estás en la gerencia o si eres el líder de un equipo, debes dar este ejemplo correcto a tus empleados, así como también la inspiración adecuada para mejorar.
2. Pide ayuda a amigos y colegas
Si conoces a alguien cercano con habilidades de comunicación excepcionales, recurre a ellos para que te asesoren.
No hay nada de malo en pedir ayuda. Y ya que estos son sus tus amigos cercanos o familiares, puedes confiar en que ellos también van a querer ayudarte.
Trabajar con ellos específicamente en los temas en que estés teniendo dificultades o aprovecha para encontrar en ellos la inspiración y motivación que necesitas para escribir.
3. Conoce y domina la audiencia y el formato
Cuando se trata de comunicación escrita y oral, la audiencia y el formato son aspectos importantes que debes dominar.
No importa cuán bien redactada esté la correspondencia, si no se dirige a la audiencia adecuada, no será eficaz.
Comprender a la audiencia de cada una de tus obras escritas y habladas establecerá el formato adecuado. También determinará el estilo de escritura que utilizarás. Por ejemplo, al enviar un email sobre marketing a una audiencia jóven, el tono podría ser más informal.
Si estás enviando un correo a sus superiores, entonces tiene que ser en un tono más formal. De lo contrario, habrá discordancia.
4. Escúchate cuando hablas
Si bien siempre puedes editar lo que has escrito, no siempre es así cuando hablas. Puedes pensar que tu trabajo escrito ya es excelente, pero una vez que comienzas a leerlo en voz alta y a escucharte a ti mismo hablando, podría sonar mal.
Por lo tanto, mientras escribes y creas tu trabajo, escucha tus pensamientos e ideas. Esto te permitirá ver cómo fluyen tus pensamientos y te permitirá hacer los ajustes necesarios a medida que avanzas.
5. Ensaya frente al espejo
A propósito del punto anterior: Practica hablar en voz alta.
Si aún no te siente cómodo contigo mismo, puedes hacerlo frente a un espejo. Luego, a medida que mejore tu discurso, también puedes practicar hablar frente a tu cónyuge, pareja, mejor amigo o cualquier otra persona en la que confíes. Estas personas pueden darte opiniones honestas sobre lo que necesitas mejorar y en qué lo estás haciendo bien.
6. Crea un esquema
Un esquema o diagrama es algo útil para garantizar que no pierdas el hilo de tus pensamientos. De lo contrario, podrías estar moviéndote en círculos.
Cuando se te asigne la tarea de crear documentos, hablar, dar un mensaje o hacer una presentación, siempre comienza con un esquema. Esto no solo te mantiene dentro del tema, sino que también asegura que todo lo importante ya esté cubierto.
En el caso de los documentos relacionados con el trabajo, es muy importante cometer la menor cantidad de errores posible. Hay tanto en juego y, además, tu jefe confía en que lo harás bien.
El esquema puede ayudar a dividir la información grande en partes más pequeñas, por lo que es más fácil de entender para todos en la sala de juntas.