Cuando NO usar el ‘storytelling’: Situaciones clave a evitar
Cuando de comunicación efectiva se trata, la narración de historias o storytelling es tal vez la herramienta más poderosa para conectar con el público… pero no siempre es la indicada.
Con historias podemos transmitir emociones, valores y mensajes de manera memorable, logrando que el contenido resuene en la audiencia. La capacidad de contar una historia bien estructurada puede convertir un discurso monótono en una experiencia envolvente, facilitando la comprensión y retención de la información.
Es una técnica invaluable en marketing, educación, liderazgo y otros campos donde el impacto emocional y la persuasión son esenciales. Sin embargo, existen situaciones específicas donde el storytelling no es la estrategia más adecuada.
En ciertos contextos, contar una historia puede resultar contraproducente, desviando la atención de los puntos clave, complicando la comunicación o incluso diluyendo el mensaje principal.
Por eso hoy exploramos cinco situaciones en las que es mejor abstenerse de contar historias.
1. Cuando el tiempo es limitado
La narración de historias puede ser una excelente manera de ilustrar un punto, pero requiere tiempo. En reuniones o presentaciones donde el tiempo es limitado, es mejor ir directo al grano.
Los puntos clave deben ser presentados de manera clara y concisa. La eficiencia en la comunicación es crucial en estos escenarios.
Ejemplo: En una reunión ejecutiva de 15 minutos, es más efectivo presentar datos y conclusiones directamente, sin rodeos.
2. Cuando la audiencia necesita información técnica
En situaciones donde se requiere información técnica precisa, las historias pueden distraer o diluir el mensaje.
Los profesionales técnicos valoran la claridad y precisión más que una narrativa atractiva.
Ejemplo: Al presentar un informe técnico a ingenieros o especialistas, es fundamental centrarse en los datos y evitar historias que puedan desviar la atención de la información crítica.
3. En momentos de crisis
Durante una crisis, la gente busca respuestas rápidas y directas. La narración de historias puede parecer una evasión o una falta de seriedad frente a la situación.
Es importante proporcionar información clara y acciones concretas.
Ejemplo: En una conferencia de prensa tras un desastre natural, los líderes deben ofrecer instrucciones claras y actualizaciones precisas, en lugar de historias que puedan ser malinterpretadas.
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4. Cuando el público no está familiarizado con el contexto
Las historias a menudo dependen del contexto compartido.
Si el público no está familiarizado con el contexto cultural o histórico del mensaje, puede llevar a confusión o desinterés.
Ejemplo: Al hablar con una audiencia internacional, una referencia cultural específica puede no ser entendida por todos, lo que disminuye la efectividad de la comunicación.
5. Cuando se necesita formalidad
En contextos muy formales, como procedimientos legales o auditorías financieras, las historias pueden parecer inapropiadas o poco profesionales. La formalidad y la precisión son esenciales.
Ejemplo: Durante una auditoría financiera, los auditores prefieren un lenguaje directo y formal, centrado en cifras y hechos.
En conclusión…
La narración de historias es una herramienta poderosa en la comunicación efectiva y el desarrollo de habilidades blandas. Sin embargo, es crucial saber cuándo no utilizarla para mantener la claridad, precisión y efectividad de nuestro mensaje.
Al considerar el contexto, la audiencia y el propósito de la comunicación, podemos decidir mejor cuándo es el momento adecuado para contar una historia y cuándo es mejor optar por un enfoque más directo.
Recuerda siempre evaluar la situación y adaptar tu estilo de comunicación para lograr el máximo impacto. La clave está en el equilibrio y en saber cuándo una historia puede mejorar o perjudicar tu mensaje.