De la monotonía a la emoción: Descubre cómo dar discursos que impactan
Cuando se trata de hablar en público o realizar presentaciones en vídeo, uno de los temores más comunes es que te perciban como aburrido.
Como ejecutivo o líder (de un equipo, departamento o empresa) no puedes permitirte este riesgo en absoluto. Es un riesgo que compromete tu credibilidad, autoridad e incluso tu carrera.
A continuación, compartimos algunos consejos para ayudarte a conquistar tus propios miedos.
1. Enfócate en el valor que le brindas tu audiencia
Comunícate desde el corazón con la intención de responder estas preguntas:
- ¿Cuál es tu por qué?
- ¿Cómo provocarán tus palabras un cambio positivo en quienes escuchan?
Por ejemplo, si necesitas comunicar un cambio y hacerlo simplemente porque es parte de tu función, mientras albergas el temor de encontrar resistencia por parte de los colaboradores, probablemente nunca lograrás conectar con ellos.
Puedes parecer poco empático, rígido y reservado, y tu tono probablemente será plano y monótono.
Por el contrario, si subes al escenario con la intención de ampliar las perspectivas de tus oyentes, con curiosidad entender cómo conectar más con los que están del otro lado, mágicamente tu voz y tu lenguaje corporal pueden ganar color y dinamismo.
Puedes ser decididamente más atractivo y no correr el riesgo de perder la atención de tu audiencia.
2. Aprovecha el poder de las preguntas
Uno de los errores más comunes que cometen los ejecutivos es considerar hablar en público como un monólogo cuando, en realidad, siempre es un diálogo.
Pregúntate: ¿En qué momentos de mi discurso puedo involucrar a la audiencia y cómo?
Por ejemplo, si estás en el escenario de una convención de empresa frente a cientos de personas, estarás de acuerdo en que hacer preguntas abiertas que supongan una respuesta reflexiva de la audiencia no es una opción apropiada.
La ruta ideal sería plantear preguntas retóricas que asuman que la audiencia responderá mentalmente.
Un ejemplo: “Imaginen poder dormir tranquilos porque su empresa está a salvo de ciberataques. ¿Cómo se sentirían?”
Si estás en una reunión de equipo más pequeña, además de las preguntas que requieren respuestas inmediatas, crea momentos dedicados al trabajo en grupo para abordar casos comerciales específicos de manera colaborativa. De esta forma podrás despedirte de reuniones monótonas y somníferas.
3. Entrénate para dar comentarios constructivos
Muchos ejecutivos no tienen la costumbre de grabar sus presentaciones en público. Algunos dicen que incluso si pudieran, no estarían felices de verse a sí mismos, y una minoría muy pequeña observa pero no pueden evaluarse a sí mismos.
El arte de la retroalimentación constructiva es algo que cada uno de nosotros debería estar agradecido de aplicar tanto a los demás como a nosotros mismos.
Lo ideal es grabar los ensayos de tus charlas o presentaciones y luego, si la privacidad lo permite, grabar el momento en vivo. Luego mira con curiosidad, siguiendo estos pasos:
• Cierra los ojos y escucha la grabación de tu discurso, concentrándote únicamente en la calidad de tu voz. ¿Como suenas? ¿Utilizas un tono plano y monótono, o empleas variedad vocal? ¿Hablas demasiado rápido o demasiado lento, o varías la velocidad de tu discurso a propósito? ¿Articulas bien tus palabras o corres el riesgo de resultar incomprensible para tu audiencia?
• Abre los ojos y silencia el audio, concentrándote solo en tu lenguaje corporal. ¿Cómo te ves? ¿Utilizas un lenguaje corporal rígido? ¿Haces gestos repetitivos o naturales? ¿Te mueves en el escenario como loco, arriesgándote a irritar a tu público, o permaneces estático como un soldado en guardia, arriesgándote a aburrirte? ¿O subes al escenario con un propósito específico, apoyando las distintas fases de tu discurso?
• Obsérvate y escúchate a ti mismo. ¿Hay coherencia entre lo que dices y cómo lo dices? Recuerda que, en ausencia de coherencia entre el lenguaje verbal y no verbal, corres el riesgo de confundir a la audiencia, molestarla y aburrirla… y por ende perder su credibilidad.
4. Trabaja en tus ayudas visuales
Para darle a tu audiencia una experiencia atractiva, independientemente del tema de tu presentación, es importante utilizar diapositivas cautivadoras con un mínimo de texto, dejando espacio para imágenes evocadoras, líneas de tiempo y gráficos bien visibles.
Si es posible, incluye videos en tus diapositivas para respaldar tu mensaje con las palabras de otros e introducir un elemento de variedad.
Por el contrario, utilizar diapositivas planas con mucho texto e imágenes poco atractivas aumenta las posibilidades de que la audiencia no quede cautivada por tu discurso.
5. Utiliza el storytelling
Muchos líderes, abrumados por numerosas responsabilidades y bajo presión para cumplirlas, no siempre logran utilizar plenamente su potencial comunicativo.
Se limitan a insertar datos, hechos y estadísticas en sus presentaciones, olvidándose por completo de hacer parte ellos mismos del mensaje.
Por ejemplo, si vas a explicar una nueva iniciativa de la empresa, en lugar de explicarla en términos puramente prácticos, narra también cuándo y cómo se te ocurrió esa idea, transportando al público a ese preciso momento.
Si estás comunicando un cambio y anticipas una resistencia inevitable, comparte historias de tu propia resistencia cuando tuviste que adoptar un cambio radical en tu estilo de vida o cuando tuviste que, por ejemplo, mudarte al extranjero.
No tengas miedo de involucrarte en tus discursos. Las historias te permiten, más que los hechos, tocar el alma de tus oyentes. Te permiten hablar de persona a persona, elevar su empatía y amplificar tu autenticidad.
En conclusión…
Cada oportunidad de exposición pública debería ser considerada como algo precioso. Las palabras (tanto habladas como tácitas) siempre tienen un impacto en quien las escucha.
Si prestas atención tanto a lo que dices como a cómo lo dices, y te preguntas constantemente: “¿Cómo puedo impresionar a mi audiencia?” y “¿Cómo puedo dejar una impresión duradera?“, mientras sigues las sugerencias de este artículo, podrás superar el miedo a parecer aburrido.
¡Todo lo que te queda por hacer es salir y experimentar!