El truco para hablar en público es dejar de memorizar

Ahí estás, frente a un grupo de personas en medio de tu presentación de alto riesgo, sin saber qué decir a continuación. Es horrible, insoportable, doloroso, ¿verdad?

Si esto te ha sucedido, no estás solo. Hablar en público es uno de los principales temores de la gente. El miedo a olvidar lo que debes decir durante una presentación es más frecuente de lo que crees.

Esto es lo que sucede: el mecanismo que podría sonar como el más lógico para afrontar este miedo, memorizar tu presentación, es precisamente el que puede hacer que la olvides.

Esto se debe en parte a que al guardar tu guión en la memoria, estas estableciendo una forma “correcta” de comunicar tu contenido.

Al grabarte una presentación de memoria, te creas una carga cognitiva adicional para hablar en público.

Te limitas a un objetivo específico que alcanzar. Eso es mucha presión para ponerte a ti mismo.

Si te desvías del guión quizás reorganices un punto o dos, o tengas que volver a incluir un punto que olvidaste inicialmente. La función de memorización en tu cerebro identifica que hubo un error y es ahí es cuando llega el pánico.

Cuando haces esto, experimentas una mayor conciencia de cómo suenas. Esto aumenta la probabilidad de que te percibas a ti mismo como un error si dices una oración o una frase diferente, incluso si en realidad no está mal.

Lo que sí es valioso escribir tu narrativa de antemano, especialmente si necesitas incluir una redacción específica y precisa, como términos técnicos, legales o científicos. Pero al memorizarte una presentación, creas una carga cognitiva adicional para hablar en público y amplías tus márgenes de error.

Seguir un guión memorizado también hace que estés menos conectado y atractivo, ya que reduce el ancho de banda que tienes que ajustar y adaptar a tu audiencia.

Entonces, ¿cómo evitar la memorización de memoria mientras se asegura que su discurso no se convierta en algo desordenado y desorganizado?

Calentamiento antes de hablar en público
Dibuja un mapa

La clave para no quedarse en blanco es crear primero un esquema completo, compuesto por los principales puntos de entrega, en el orden en que deseas presentarlos.

Tener una estructura clara para tu presentación es fundamental. Piensa en ello como un mapa para ti y tu audiencia.

Al menos tres tipos de esquemas pueden ayudarte:

  1. El tradicional, donde creas una lista jerárquica de tus puntos y proporcionas frases o palabras clave.
  2. O puedes elegir un esquema basado en preguntas, en el que enumeres preguntas que generen respuestas específicas en el orden en que pretendes cubrir tu contenido.
  3. Para las personas más visuales, también existe el esquema ilustrado o basado en imágenes, para el que puedes “mapear” gráficamente tus ideas usando iconos, imágenes y palabras.
Párate y comunica

Estar cómodo en tu cuerpo juega un papel importante en tu forma de hablar y en cómo recuerdas las cosas. La investigación ha demostrado que escuchar tu propia voz mientras usas gestos relevantes y apropiados desde una postura de pie mejora el recuerdo posterior. Entonces, cuando practiques, ponte de pie y luego habla.

De hecho los “presentadores virtuales” o telefónicos deberían ponerse de pie cuando practiquen, incluso si planean presentarse sentados en un escritorio, frente a una cámara web.

Para otra técnica, intenta grabarte y luego reproducir la grabación, escuchando tu propia voz mientras te paras y caminas.

Se un visionario

Cierra los ojos y visualiza que tu presentación se desarrolla en un espacio familiar, como tu casa o tu ruta favorita para caminar.

Mientras recorres tu presentación, imagínate colocando diferentes ideas clave en ubicaciones específicas a lo largo de esa ruta imaginaria. Tal vez tu frase introductoria pegadiza se combina con tu puerta de entrada. O bien, los sorprendentes resultados de un estudio que estas presentado coinciden con esa curva en el camino que conduce a tu vista favorita del atardecer.

De esta manera estás creando ayudas visuales y señales para recordar más fácilmente sus puntos.

Si reformulamos la ansiedad como emoción, podemos engañarnos para evitar los efectos negativos del nerviosismo.

No te quedes tranquilo

Hay una razón obvia por la cual la mayoría de nosotros nos sentimos obligados a memorizar: hablar en público nos pone nerviosos. El giro es que cuando estamos nerviosos y ansiosos, a menudo somos peores para recordar. Y cuanto más confíes en un guión o discurso memorizado, es menos probable que lo recuerdes en su momento de necesidad.

Respirar profundamente y tratar de calmarse en el momento puede ayudar a controlar la ansiedad al hablar, pero también requiere mucho esfuerzo cognitivo. Potencialmente puede conducir a perder el enfoque.

La investigación muestra que estar emocionado antes de una tarea estresante (que nuevamente, hablar en público es para muchos de nosotros) en realidad puede mejorar el rendimiento y la confianza.

La profesora de Harvard Business School, Alison Wood Brooks, realizó una serie de estudios en los que encontró que las personas que se enfocaban en estar emocionadas se sentían mejor en las tareas que tenían que hacer, desde resolver problemas matemáticos desafiantes hasta cantar karaoke. Brooks cree que si reformulamos la ansiedad como emoción, podemos engañarnos para evitar los efectos negativos del nerviosismo.

Para cambiar tu diálogo interno de ansiedad a emoción, puedes probar algunos trucos, como identificar algo de valor que aprendiste y que ahora puedes compartir con tu audiencia.

También puede ayudar el identificar algunos resultados positivos que pueden resultar de tu presentación, como obtener fondos para un proyecto u obtener visibilidad para una promoción laboral.

Visualizarte a ti mismo emocionado por dar tu presentación también puede ayudar. Comenzando un día o dos antes de hablar, tómate de tres a cinco minutos en tu agenda para cerrar los ojos e imagina tu ser más comprometido y emocionado, y cómo saldrás cuando estés más seguro.

Al desarrollar un mecanismo para ayudarte a recordar los puntos principales de tu presentación, estás creando un marco dinámico y elástico. Puedes tomar con calma cualquier giro no planificado de los eventos, ya sea que alguien haga una pregunta inesperada o que falle el laptop que proyecta el PowerPoint.

Entonces, la próxima vez que tengas una gran presentación, no olvides recordar, pero no dudes en olvidarte de memorizar.

*Con información de Quartz.