Esto es lo que hacen constantemente los mejores oradores
Para muchas personas, hacer presentaciones es ofrecer la oportunidad para ser juzgado y ser atrapado sin preparación, con el riesgo de arruinar su reputación. Como el juez británico Sir George Jessel comentó una vez: “El cerebro humano comienza a funcionar en el momento en que naces y nunca se detiene… hasta que te levantas para hablar en público”.
Independientemente de si simplemente no te gusta o si lo detestas totalmente, dar una charla o presentación rara vez es algo de lo que puedes prescindir si deseas tener impacto, influencia, persuadir, vender y avanzar en tu carrera.
Si bien es posible que no aprendas a querer hablar más en público, debes aprender a mejorar en eso. Sin embargo a menudo es más fácil decirlo que hacerlo. ¿Por qué? Porque la mayoría de nosotros con encontramos con una barrera significativa para la mejora: no recibimos retroalimentación útil.
¿Como qué, por ejemplo?
“Deberías tener más confianza la próxima vez”.
“Me hubiese gustado ver más pasión”.
“No fuiste claro”.
“Debiste estar más relajado”.
O incluso “¡Buen trabajo! Lo lograste”.
¿Suena familiar? Si es así, puede ser por eso que no estás mejorando tu entrega, tu discurso o tu dominio de la audiencia. Es porque la retroalimentación no se basa en comportamientos medibles, observables y repetibles.
El cerebro humano comienza a funcionar en el momento en que naces y nunca se detiene… hasta que te levantas para hablar en público.
Una buena retroalimentación
Tomemos la palabra “confiado” para comenzar. La mayoría de nosotros podemos estar de acuerdo en que los presentadores efectivos parecen seguros. Pero si te dijeran como retroalimentación “deberías tener más confianza” en tus presentaciones, ¿sabrías qué hacer de manera diferente? No, no lo sabrías, porque la confianza es una interpretación de los comportamientos, más que un comportamiento en sí mismo.
>> Además: ¿Se considera malo para hablar en público? Tranquilo, Elon Musk también
Esto podría ser más útil:
“Cuando presentas, te balanceas de lado a lado. Debes concentrarte en quedarte quieto o moverte a diferentes partes del auditorio durante las transiciones entre los puntos principales. Esto te haría ver más seguro”.
“Veo que usas palabras de relleno, como ‘eh’ y ‘me gusta’. Sería más efectivo si hicieras una pausa. Esto te haría sonar más seguro”.
“Cuando alguien te hace una pregunta para la que no sabes la respuesta, comienzas a tartamudear tratando de articular una respuesta. Sonarías más seguro si dices: ‘No sé, pero lo averiguaré y te responderé al final del día “y luego pasamos al siguiente punto”.
¿Notan la diferencia? Decirle a alguien que tenga más confianza no lo ayuda a comprender lo que está haciendo actualmente o lo que podría estar haciendo para que sea más efectivo. Ayudar a alguien a identificar los comportamientos vocales, verbales y/o visuales específicos que deberían cambiar es significativamente más útil, y definitivamente más aplicable.
Tu respuesta también es importante
Entonces, ¿qué hacer si quieres convertirte en un mejor ‘speaker’ y alguien te dice que seas más “apasionado” o “relajado”? Agradéceles por compartir ese feedback contigo y pídeles que mencionen específicamente lo que notaron que hiciste o dejaste de hacer en tu presentación. Así mismo que sugieran lo que consideran debiste hacer de manera diferente.
¿Y qué pasa si tienes la suerte (o habilidad) de escuchar “¡Buen trabajo!” Di gracias, y de nuevo, pregunta “¿qué hice específicamente que hizo que esta presentación saliera bien? Estoy preguntando para poder hacerlo nuevamente en el futuro”.
En pocas palabras: si deseas ser un mejor comunicador, ya sea para hablar en las reuniones de la oficina, hablar con un cliente o dar conferencias, primero debes solicitar una mejor retroalimentación.
* Con información de Inc