Menos es más: la clave para una comunicación poderosa

La claridad en el lenguaje no es sinónimo de frialdad o rudeza. Al contrario, refleja seguridad en tu mensaje y facilita que los demás se alineen con tu visión.

¿Alguna vez has intentado sonar diplomático o suavizar tu mensaje con un exceso de palabras? Seguro que sí, a muchos nos pasa.

Imagina a un niño corriendo hacia una calle transitada y su padre diciendo: “Bueno, tal vez deberías reconsiderar la decisión de cruzar la calle, hijo…” mientras los carros frenan en seco.

Entendemos que no quieras herir sentimientos, pero la realidad es que más palabras no siempre ayudan. De hecho, pueden diluir tu mensaje y dejar a los demás confundidos sobre tu postura.

Ser claro y conciso demuestra respeto por el tiempo de los demás y les brinda la claridad necesaria para actuar. La brevedad no implica frialdad o falta de empatía. Al contrario, es una forma respetuosa y efectiva de liderar.

El error común: Usar más palabras para sonar “amable”

Cuando usas más palabras de las necesarias, es fácil pensar que estás protegiendo a la otra persona de la incomodidad.

En realidad, te estás protegiendo a ti mismo de posibles consecuencias negativas, como ser malinterpretado, sentirte incómodo o recibir críticas.

La claridad no se trata de ser severo, sino de ser auténtico, honesto y decisivo. Es mostrar integridad y respeto tanto por ti como por los demás. La amabilidad no necesita palabras adicionales; solo necesita verdad.

Veamos ahora algunas situaciones de ejemplo donde menos es más:

1. LA DECISIÓN

  • Redundante y confuso: “Bueno… he estado pensando en esto por un tiempo, y hay muchas opciones buenas. No estoy seguro, pero me parece que esta podría llegar a funcionar.”
  • Claro y conciso: “Vámonos con esta opción. Aquí está el porqué…”

2. LA RETROALIMENTACIÓN (FEEDBACK)

  • Redundante y confuso: “Noté que no cumplimos con el cronograma en algunos aspectos. Puede haber muchos factores influyendo en esto, y tal vez haya una forma de solucionarlo en el futuro.”
  • Claro y conciso: “No cumplimos con el cronograma. Trabajemos juntos para mejorar la gestión del tiempo.”

3. EL SÍ Y NO

  • Redundante y confuso: “No sé… estoy muy dividido porque hay muchas cosas sucediendo ahora, y quiero ayudar, pero tengo mucho por hacer, así que quizás pueda responderte después de revisar algunas cosas…”
  • Claro y conciso: “No puedo encargarme de esto ahora mismo. Busquemos otra solución.”

Comunicación 4.0

El entrenamiento de El Locutorio para convertirte en un mejor comunicador en entornos virtuales y presenciales.

Testea a tu interlocutor

Una herramienta simple pero poderosa es preguntar, después de hablar: “¿Qué entendiste?” Este pequeño hábito asegura que tu mensaje haya sido recibido con claridad.

También abre la puerta para aclaraciones, ya que todos hemos vivido situaciones en las que lo que dijimos no coincidió con lo que se entendió.

Esta práctica fomenta la conexión y asegura que ambos estén en la misma página.

Métodos para comunicar mejor con menos palabras

– Identifica tu mensaje central. Antes de hablar o escribir, define la idea principal que deseas transmitir.

– Elimina los atenuantes. Evita frases como “creo” o “tal vez” y sé directo.

– Recorta lo innecesario. Simplifica tus oraciones y ve al grano.

– Practica decir “no” con brevedad. No te justifiques; sé claro y firme.

– Haz una pausa antes de responder. Tómate un momento para organizar tus ideas.

– Clarifica y resume. Refuerza tu mensaje con un resumen breve.

– Reafirma tu compromiso con la claridad. Comienza cada día o reunión con la intención de ser conciso.

Comunica como un líder

Usar menos palabras no significa ser menos compasivo. Al ser conciso, muestras respeto por los demás al ir directo al punto, lo que construye confianza y fomenta una cultura de respeto.

La ambigüedad no es amable ni compasiva. La claridad demuestra confianza en tu mensaje y ayuda a los demás a alinearse con tu visión. Puedes ser amable y empático, y al mismo tiempo claro y conciso.